Hablar de Héber Gómez es hablar de historia, entrega y amor por la franela de Venados de Mazatlán. Nacido en El Carrizal, Veracruz, encontró en el Teodoro Mariscal su casa y en la Nación Roja a su familia.

Por 17 temporadas defendió con pasión el short stop de Venados, convirtiéndose en un símbolo de seguridad defensiva y corazón dentro del diamante. Su constancia lo llevó a alcanzar los 1,000 juegos con el club, un logro reservado solo para leyendas.

Fue Campeón de Bateo en 2002-2003, protagonista en series inolvidables y representante de México en nueve Series del Caribe, donde levantó la bandera tricolor con orgullo en tres campeonatos.

En 2015, el número 34 se retiró de manera oficial, quedando grabado en la memoria de la afición y en lo más alto de la historia del club. Héber no solo fue un jugador, fue un ídolo que dejó huella imborrable en la Nación Roja, ejemplo de entrega y símbolo de lo que significa ser Venado.